COMO APRENDEN NUESTROS HIJOS .

Los investigadores del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kioto, han descubierto que las crías de chimpancé también aprenden observando a sus madres. En una serie de experimentos, se enseñó a una madre a identificar los caracteres japoneses relacionados con diferen­tes colores. Cuando se proyectaban los caracteres japoneses para un color específico en el monitor de un ordenador, la chimpancé aprendía a identificar la muestra del color correcto. Si elegía el color correcto, la chimpancé recibía una moneda que podía introducir en una máquina expendedora que le proporcionaba una fruta. Durante el proceso de adiestramiento, la chimpancé siempre mantenía a su cría cerca…
Para sorpresa de los investigadores, un día, mientras la madre recogía su fruta de la máquina expendedora, la cría de chimpancé seleccionó el color correcto, recibió una moneda y siguió a su madre hasta la máquina.


Los atónitos investigadores llegaron a la conclusión de que los bebés pueden aprender comportamientos complejos con el mero hecho de observar, sin que sea necesaria una participación activa por parte de sus padres (Science, 2001).
De forma similar, los comportamientos, las creencias y las actitudes que los humanos observamos en nuestros padres se graban en nuestro cerebro con tanta firmeza como las rutas sinápticas de la mente subconsciente. Una vez que la información se almacena en el subconsciente, controla nuestra biología durante el resto de nuestra vida… a menos que descubramos una forma de volver a programarla. Como con la Bioneuroemocion o Biodescodificacion.

Cualquiera que albergue dudas acerca de la complejidad de este sistema de almacenamiento debería pensar en la primera vez que a su hijo se le escapó una palabrota que le había escuchado decir. Estoy seguro de que se habrá dado cuenta de que la naturalidad del niño, su correcta pronunciación, los matices de su estilo y el contexto de la situación llevan la firma del padre o la madre.
Dada la precisión de este sistema de almacenamiento de conductas, imagina las consecuencias que tiene que un padre le llame a su hijo «niño estúpido», o que le diga «no te mereces nada», «no vales nada», «nunca deberías haber nacido», «eres una inútil» o «eres una persona débil y enfermiza».
Cuando los padres desconsiderados o poco afectuosos transmiten estos mensajes a sus hijos pequeños, sin duda no son conscientes de que semejantes comentarios se almacenarán en la memoria subconsciente del niño como «verdades» absolutas, de la misma forma que los bits y los bytes se almacenan en el disco duro de tu ordenador personal.
Durante las primeras etapas del desarrollo, la conciencia de los niños no ha evolucionado lo suficiente como para discernir que esos comentarios de sus progenitores no son más que estallidos verbales y no necesariamente verdaderas características de su ser.
Una vez almacenados en el subconsciente, no obstante, los abusos verbales se convierten en «verdades» que moldean de forma inadvertida el comportamiento y el potencial del niño a lo largo de toda su vida.
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He descrito el poder de la mente subconsciente, pero quiero resaltar que no es necesario considerar el subconsciente como una aterradora y poderosa fuente freudiana de «conocimientos» destructivos.
En realidad, el subconsciente es una base de datos carente de emociones en la que se almacenan programas y cuya función se limita únicamente a interpretar las señales medio ambientales y a activar los programas apropiados sin hacer juicios ni preguntas.
La mente subconsciente es un «disco duro» programable en el que se almacenan las experiencias de nuestra vida. Los programas son en su mayoría comportamientos grabados de estímulo-respuesta. Los estímulos que desencadenan dichos comportamientos pueden ser señales que el sistema nervioso detecta en el mundo exterior o señales procedentes del organismo, tales como las emociones, el placer o el dolor.
Cuando se percibe un estímulo, se desencadena de forma automática una respuesta que fue aprendida cuando se detectó ese estímulo por primera vez. De hecho, la gente que se da cuenta de la naturaleza automática de estas respuestas suele admitir que es como «si le hubieran pulsado un botón».

Extracto del libro “La Biología de las Creencias” de Bruce Lipton

Gracias Bruce Lipton por ayudarnos a conocernos un poco mas.